Diferencia


Hoy en día que los puestos de trabajo sobran y tenemos serios problemas para escoger uno, y los que hay están tan bien pagados que no sabemos que coche comprarnos o donde ir de vacaciones, es frecuente encontrarse parejas, casad@s o no, que siguen viviendo juntos en la misma casa, a veces con sus hijos, aunque ya no haya nada entre ellos, su relación sentimental se acabó y cada uno intente rehacer su vida como buenamente pueda.

Hoy pretendo mostraros una diferencia apreciable entre hombres y mujeres que se encuentran en esta situación, y no diferencias entre ellos, sino de como se ve por norma general esta situación por la sociedad en la que nos ha tocado vivir, dependiendo de quien de los dos la explique. Sobre todo quiero dejar claro que es una opinión generalizada y lógicamente habrá casos en los que no se cumpla, pero seguramente serán los menos.

Es cierto que generalmente es la mujer la que se encuentra en desventaja en una situación así, ya que la cultura del país, esa que hay que recortar y españolizar porque al parecer nos sobra, nos ha llevado hasta aquí. Por suerte, y no gracias a los esfuerzos de nuestros gobernantes, esta situación va cambiando y equilibrándose.

Llegados a este punto, no tenemos ni podemos olvidar que hay parejas lo suficientemente sensatas para aceptar esta situación, y sin malos rollos, adaptarse e intentar seguir viviendo lo mejor posible sin hacer daño a la parte contraria, sea cual sea, el hombre o la mujer, cosa del todo loable y preferible.

Me gustaría dejar claro que siempre tendremos que diferenciar entre los amigos, las amigas y el resto. Entendiendo como el resto, a los individuos que no tienen una relación directa con los protagonistas del ejemplo y que por lo tanto lo ven desde una perspectiva digamos que lejana.

Pues bien, cuando una mujer explica a sus amigos y amigas, que su relación ya no funciona pero que por razones esencialmente económicas sigue viviendo en la misma casa que su pareja e hijos, la reacción suele ser que el resto de mujeres la compadecen, le ofrecen su amistad, su ayuda, entienden lo complicado de la relación, en fin, “hacen piña” alrededor del miembro supuestamente debilitado, le presentan a nuevos amigos y de paso ponen en entredicho a la parte contraria. Hasta aquí podríamos decir que ésta, es una reacción normal, previsible y esperada en un grupo de amig@s.
Por otro lado encontramos al resto. Las mujeres, aunque no mantengan una relación como las amigas, también se sienten afectadas y se sienten mal por la situación que está viviendo la amiga de su amiga o la conocida. Los otros, hombres claro y no todos que quede claro, que cuando son conocedores de esta situación, empiezan a “tirar la caña” y esperar a ver si pican para hacer una nueva muesca, a trenzar estrategias de acercamiento, y esas tonterías que suelen hacer los hombres, y por otro lado se preguntan que especie de inútil no ha sido capaz de mantener a esa mujer en casa, quizá es que tiene problemas ¿?, y aquí os dejo poner lo que queráis.

Ahora llegamos a lo curioso del ejemplo.

Si esta misma situación la planteamos al revés, es decir, es el hombre el que la explica, y dice exactamente lo mismo que su pareja, el efecto conseguido es parecido sólo en un 50%. Aclarémoslo.

Por un lado el comportamiento de las amigas de él es my parecido al de las amigas de ella.

El comportamiento de los amigos es un poco diferente, será porque somos hombres y nos falta la sensibilidad o no sabemos imaginarnos a un “tiarrón” triste, deprimido y desmoralizado por esa razón. Ya sabemos que a los hombres nos falta un punto de cocción, “un bull”, en estos temas.

Pera el resto, las mujeres, de forma casi automática, desconfían de la historia, suponen que eres un “tio” que les está vendiendo una moto y que lo que va buscando es “echar un polvete” fuera de casa y hay que aislarlo como a una manzana podrida. Para el resto de los hombres podríamos aplicar el mismo comentario de los otros de ella, el consabido ¿?, y aquí os dejo poner lo que queráis.

Y ésta es la diferencia que os comentaba al principio. Parece mentira que una misma situación, cada vez más común, sea tratada de forma diferente dependiendo de quien la explique. Seguramente la culpa de esto la tiene la fama, ganada a pulso o no, de los hombres.

Pero es una DIFERENCIA que creo injusta. Ya me diréis.

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